INMUNIDAD

Mattew Bello Garrido (@mbellog)

En un mundo interconectado por el internet, los virus son más fácilmente “transmitibles”. No hablo por supuesto del COVID-19, que con su propagación a nivel universal está provocando estragos inimaginables en nuestros tiempos modernos. Hablo de virus como la desinformación y la indolencia, algo para lo que, lamentablemente tampoco somos inmunes.

La crisis mundial provocada por el llamado “Corona Virus” se cuenta en vidas, en enfermos graves que atestan los hospitales, en leves que llevan su cuarentena en casa y en millones que hacemos confinamiento para evitar la multiplicación.

El «Corona Virus» ha hecho estragos en todo el mundo.

Pero también, la crisis se cuenta millones de euros, dólares o cualquier otra moneda, que se están invirtiendo para la sanidad mundial, el personal sanitario y de seguridad, así como los que, sin poder hacer mucho, estamos en casa -pagados o no- por un sistema que intenta proteger la masa laboral.

Este último caso, el económico, es el que parece que más preocupa a los burócratas, políticos y empresarios del mundo, pues la ruina sanitaria que está dejando el COVID-19 se quedará en pañales al lado de la emergencia monetaria que provocará en los próximos meses y casi seguro años.

Por más apoyos y financiamientos que puedan y quieran dar los estados, que al final es la reinversión del dinero que como ciudadanos pagamos por impuestos, los presupuestos son limitados, las deudas serán largas y hará falta el toque de la empresa privada para solidarizar y enfrentar la crisis.

La oportunidad luce ideal para que el sistema se adapte a la necesidad de la gente y no lo contrario, como siempre ha sido; porque cuando hay crisis, siempre la pagan los más desfavorecidos y siempre la ganan los más poderosos.

Es tiempo de sostener a los que perderán su empleo en empresas que al fin de cada ciclo presentan millones de dividendos. Es tiempo de dar beneficios a los “soldados” de esta guerra: el personal sanitario, el de los supermercados y demás establecimientos prioritarios. Es tiempo de reequilibrar las cargas de trabajo y de anular las juntas innecesarias por los correos y el teletrabajo.

Pero, sobre todo es tiempo de inmunizarnos ante el sistema perverso que nos aprieta para producir por encima de vivir. Es tiempo de crear, de cambiar y de equilibrar las cargas para no repetir el pánico de una pandemia visto desde las cifras bancarias, sino desde el número de vidas que se están tocando. Hasta la próxima.

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